ONNA BUGEISHA - La Mujer Samurai

Siguiendo la misma línea como en los anteriores capítulos, nos vamos a seguir ciñendo en lo poco usual o conocido en la historia, ya que quiero suponer que muchos conocen la historia oficial u otras fuentes donde puede destacar en general todo lo acontecido y poco se cuenta de lo que dejaron escapar algunos historiadores por considerarlo poco importante o de interés y que a mi sí me ha llamado la atención por pequeño que sea algún detalle.

Por tanto, nos vamos a centrar en la figura de la mujer guerrera japonesa, conocida esta como ONNA BUGEISHA, era la mujer Samurai.

Cuando hablamos de Samurais, por lo general se nos viene a la mente ese bravo guerrero que no conocía el miedo a la muerte y que sin embargo moría por conservar su Honor. Diremos de antemano, que Japón es uno de esos países donde se hace notar el machismo con generosidad, así fue antes y así continúa siendo. De hecho se conocen muchos nombres de los antiguos samurais y pocos nombres de las Onna Bugeishas, siendo éstas tan bravas y valientes como lo fueron aquellos valientes combatientes nipones.

La historia viene plagada de batallas y guerras lideradas por mujeres combatientes, mujeres con nombre y apellidos propio. Eran guerreras, dispuestas a morir por su patria, su familia y su honor, tan dignas de mención como puede ser la del propio Samurai.

Una de estas mujeres, y a quien se le atribuye por primera vez el nombre de Onna Bugeisha y que más tarde formó un ejercito de mujeres, fue la Emperatriz Consorte Jingū  Kōgō -  fue una emperatriz consorte legendaria del Emperador Chūai y actuó como regente y líder "de facto" desde la muerte de su esposo,hasta que su hijo el Emperador Ōjin accediera al trono.

La moneda japonesa imprimió su imagen durante mucho tiempo en los Yenes.

La emperatriz Jingu fue la primera mujer en aparecer en un billete de banco en Japón en 1881. Ya que no existen imágenes de ella, las imágenes modernas son parte del imaginario posterior a su vida y corresponden a una interpretación artística. Se desconoce el lugar donde yacen sus restos, pero se designó una


tumba ubicada en Misagi-cho, en Nara, como su lugar de reposo y oración.

Según la leyenda, la Emperatriz Consorte Jingū  Kōgō  lideró un ejército en una invasión a Corea y regresó victoriosa a Japón después de tres años.

Las imágenes que acompañan esta publicación son de mujeres que vivieron entre las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, cuando el poder imperial de Japón conoció una expansión importante.

Cabe mencionar que, en el caso de las Onna-Bugeisha, su armamento era distinto al de los Samuráis. De entrada, su espada no era un Katana sino que al principio y por machismo, se le asigno el Tanto, siendo este el menor arma en el arsenal Samurai. Este pequeño detalle pocas veces mencionado.

Foto: Tanto, arma que se le asignó a la Onna Bugeisha.

Después de que la mujer se entrenara en el manejo del Tanto y desarrollara técnicas sorprendentemente eficaces, el Samurai toma este como su propia arma. Así la Mujer ideó que con una especie de Tanto unido a un palo o lanza, conseguiría mayor eficacia en distancias largas, nace la Naginata.


La Naginata se fue perfeccionando con el tiempo hasta conseguir el efecto deseado, con una hoja más bien curva que les permitía mayor movilidad en contra de oponentes más fuertes y más grandes; asimismo, las Onna Bugeisha usaban arcos y flechas.

La Onna Bugeisha no vacilaba en usar su Naginata contra quien intentara agredir a su familia, y por defender a su patria y su Honor.

Fue la Emperatriz Consorte, la que la envistió por primera vez con atuendos puramente Samurais, armaduras y armas como el Katana y otras incluidas. Aunque siempre se caracterizará por su Naginata.

Más allá del mito, existen varios testimonios de mujeres que, como decíamos, tomaron los hábitos guerreros de los samuráis para participar activamente en los ejércitos de Japón. Específicamente, en los siglos XII y XIII hubo al menos tres onna-bugeisha que lucharon en la batalla de Awazu, en donde se enfrentaron dos facciones del clan Minamoto. En dicho combate, Tomoe Gozen, Nakano Takeko y Hōjō Masako destacaron en el campo de batalla y fue Tomoe quien, según el relato, decapitó a uno de los líderes enemigos, mató a otro y capturó a uno más. Tal vez Tomoe Gozen la más popular de todas.

La más nombrada en la historia y la más pintada en cuadros y pinturas japonesas. Casi venerada.

Aún hoy en día festejan el día de la Onna Bugeisha, tomando a Tomoe Gozen como la principal protagonista.

La Onna Bugeisha era un tipo de guerrera perteneciente a la nobleza japonesa. Los clanes samuráis entrenaban a sus hijas en el arte del combate para defender sus hogares cuando los maridos iban a la guerra o a la batalla. Muchas mujeres participan en la contienda junto a los hombres samurai. La escena de batalla forense ha demostrado que hasta el 30% de los restos caídos en batalla, eran de mujeres.

A diferencia de la Mujer Ninja o Kunoichi que tenía como misión entre otras el seducir al enemigo para luego asesinarlo o  conseguir información importante, la mujer samurai no jugaba ese rol. De hecho debía ser fiel a su esposo hasta la muerte.

Esto no quiere decir que la mujer Ninja o Kunoichi, tuviera como papel principal el seducir al enemigo, por supuesto que no. Tenía otros muchos deberes y misiones que cumplir. Pero entre estas, la seducción. De hecho el nombre de Kunoichi en su  etimología, dícese que se deriva el término de ( "nō": talento) con números japoneses "ku" () para "nueve", la partícula "no" () para "y", e "ichi"() para "uno", traducido literalmente como "Uno de nueve". El significado de este nombre se deriva del número de orificios en un cuerpo femenino. Un hombre tiene nueve, una mujer tiene uno más (la abertura vaginal) y también posee las habilidades para hacer uso de este orificio, hasta ahí el machismo japonés.

Muchas de estas mujeres se ganaron el respeto y reputación a costa de su vida. Pero sólo se dieron sus nombres a conocer una vez muertas en combate o por su estatus social.

Entre el Machismo y el Honor, tenemos este caso, y aunque nada tenga que ver con los samurais o las Onna Bugeishas, es el pensar de la sociedad japonesa:

Nakano Takeko ( 1847 - 1868) fue una mujer samurái del dominio de Aizu, que luchó y murió en la guerra Boshin. Nakano, nació en Edo, hija de Nakano Heinai, un oficial de Aizu. Fue intensamente entrenada en artes marciales y educada en literatura, siendo adoptada por su maestro Akaoka Daisuke. Fue instructora de artes marciales junto a su padre adoptivo desde el inicio de la década de 1860, Nakano viajó a Aizu por primera vez en 1868. Durante la Batalla de Aizu, combatió con su naginata y dirigió un cuerpo de combatientes femeninas que lucharon de forma independiente, oficialmente no formaban parte de las fuerzas militares del dominio. Posteriormente esta unidad fue denominada ejército femenino  conocido como Jōshitai.

Para cuando estallaron varias revueltas en las que muchos iban a favor del
Shogunato y otros reclamaban el fin de la política de puertas cerradas que prohibía la entrada de occidentales en el país, en la Guerra Bishin, la Onna Bugeisha Nakano Takeko y su escuadrón de mujeres armadas y sus atuendos samurais entraron en acción luchando codo con codo junto al ejército de Aizu para defender el castillo de Wakamatsu en 1868. En esta batalla, tres mil samurais del clan combatieron hasta la muerte contra la armada imperial, que contaba con unos veinte mil efecivos equipados con armas occidentales, una diferencia abismal entre ambos bandos difícil de salvar. Y en esa batalla donde Nako Takeko combatió heroicamente  junto a sus compañeras dando muerte a muchos enemigos con su Naginata, hasta caer fulminada a causa de un disparo.

Katsu, ella sería responsable de convencer al Shogun final de Tokugawa de rendirse. Al hacerlo, salvó a Japón de más derramamiento de sangre y salvó a la familia Tokugawa de una destrucción total. Él también sería el fundador de la nueva marina de guerra de Japón. Aunque estaba en contra el giro de Japón hacia el imperialismo.

Continuamos con más fotos de Onna Bugeisha reales, muchas de ellas no se les conoce por su nombre. Pues a muy pocas se les reconocía su entrega y fueron poco o nada valoradas, a pesar de su gran labor, muchas tal vez entregadas hasta dar su vida en la batalla defendiendo el país y su familia. Pero para que se les reconociera tales hazañas, dependía muy mucho de su estatus social. Gracias a que al menos alguna de ellas quedan inmortalizadas con su foto e imagen.

Muchas tenemos constancia de ellas, porque posaban en la foto con su esposo Samurai, otras por dinero.

Las mujeres de los Samuráis que se convierten en Ronin, ellas pasaban igualmente a formar parte de la vida Ronin.

Con la llegada y oleada de las artes marciales al mundo occidental, es cuando Japón decide darle más protagonismo a su mujeres guerreras. No sé bien si por realzar la figura del Samurai, si por marketing y venta del mercado de las artes marciales, por qué razón. Lo cierto es que es ahora cuando se empiezan a valorar.

De siempre han existido los viejos escritos, la propia historia, pero la mujer Samurai permanecía siempre en segundo plano y muy poco nombrada.

A pesar de que casi siempre los hombres son los que se han llevado los méritos en cuanto al ámbito militar (y en otros campos, para qué vamos a engañarnos), siempre hay y ha habido mujeres en la historia de igual coraje y valentía capaces de coger un arma y luchar en una cruenta y sanguinolenta batalla saliendo victoriosas.

Las Onna Bugeshas, solemnes guerreras y diestras en el camino del guerrero, son por fin todo un símbolo en Japón que se les recuerda por su Honor, ferocidad en la batalla. Unas figuras históricas importantes dentro y fuera de Japón.


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