Hajime Isogai.

Hajime Isogai nació el 26 de octubre de 1871 en Nobeoka, Prefectura de Miyazaki. Falleció en 1947 a la edad de 76 años. Cinturón rojo décimo dan. A los 66 años.

Era el hijo mayor de Tsunehisa Isogai, maestro del ju-jutsu de la escuela Sekiguchi-ryu. Llegó a Tokio en 1891, e ingresó en el Kodokan en octubre de ese año.

Entre 1892 y 1893 ingresaron en el Kodokan jóvenes con extraor­dinario talento como Hajime Isogai, Kunisaburo lizuka, Shuichi Nagaoka, Mitsuyo Maeda, Jiro Nango (sobrino de Jigoro Kano y sustituto de la Presidencia del Kodokan a su muerte), entre otros; que formaron la segunda generación del Kodokan que sucedió al célebre Shiten-no: Los cuatro discípulos destacados de Kano de la primera generación: Saigo, Yamashita, Tomita y Yokoyama.

Con 17 años de edad Hajime partió a Tokio para examinarse de las pruebas de ingre­so en la academia militar de marina pero suspendió. Luego, mientras estudiaba en una academia para preparar la siguiente convocatoria, comenzó a practicar judo en el Kodokan.

El arte de Kano cautivó apasionadamente al joven, que por su experiencia en la práctica del ju-jutsu desde la infancia y las durísimas «palizas» que recibía diariamente del «diablo», Sakujiro Yokoyama, mostraba día a día un sorprendente progreso técnico. Kano le observaba con vistas a un futuro no muy lejano. Isogai, conocido por todos por su terribles entrenamientos en los que seguía sus propias reglas: «co­menzar a entrenar el primero y terminar el último». Alcanzó el segundo dan en tan sólo un año y tres meses desde que iniciara su aprendizaje. Por aquella época un 2º dan tenía la consideración de experto y podía ejercer de maestro en cualquier dojo.

En 1893, el mismo día que ascendió a 2º dan, Kano le propuso trasladarse a Kioto para ocupar el cargo de profesor de judo en un colegio y le indicó que Kioto era el punto vital y estratégico para la expansión del Kodokan-judo. El propósito de Kano era abrir en Kioto una sucursal del Kodokan y desde allí comenzar el dominio del judo sobre las viejas escuelas de ju-jutsu. Así fue como, por petición expresa de Jigoro Kano, se trasladó a Kioto para ocupar el puesto de profesor de judo a tiempo parcial en el Colegio Superior Dai-san; y poder así cumplir la orden secreta de su maestro: divulgar el judo en la zona central y sur del país. En esa zona aún dominaban las conocidas escuelas de ju-jutsu. En aquella época la sociedad japonesa caminaba hacia la modernización impulsada por el Meiji Ishin, cuya mentalidad ideológica menospreciaba a los que practicaban artes marciales pues las consideraban «salvajes» y «anticuadas», pero esta visión disminuyó notablemente gracias a los esfuerzos de Jigoro Kano y sus colaboradores. Nació así un movimiento cuyo propósito era el de devolver al Budo su popularidad y respeto perdidos, no sólo entre los budoka sino también entre el gobierno de nación.

En abril de 1895, cuatro días antes de firmarse el tratado de paz entre China y Japón, se fundó una asociación llamada Butoku-kai (Asociación de Arres Marciales) que nacía con la voluntad de estimular y divulgar el Budo y de elevar el espíritu del pueblo japonés. Se trataba, en cierto modo, del nacimiento de una institución política de corte nacionalista mediante la restauración de las artes marciales. Kano supo aprovechar esta ocasión para formar parte de los miembros de esta asociación con el fin de divulgar su arte. En el mes de octubre del mismo año se celebró durante tres días el primer festival de artes marciales, compuesto por exhibiciones de ken-jutsu, so-jutsu (arte con lanza) y ju-jutsu (aún se llamaba así) en el Palacio de las Artes Marciales (Buroku-den), ubicado en el santuario sintoísta Heian Jingu de Kioto. En la modalidad de jii-jutsu, entre diversas demostraciones de las viejas escuelas, el Kodokan presentó la exhibición de nage no kata ejecutada por Sakujiro Yokoyama de tori e Isogai de uke, entonces 5º y 3° Dan respectivamente. Este acontecimiento constituiría, no sólo para ellos dos, sino también para Kano y los demás hombres del Kodokan, una oportunidad de oro para demostrar públicamente la superioridad de la calidad técnica del Kodokan Judo. Pero el día anterior les comunicaron que los tatami no llegarían a tiempo para el evento. La mayor parte de la obra del edificio ya estaba casi acabada pero faltaban algunas instalaciones en su interior A pesar de este terrible error de organización, decidieron realizar su demostración sobre la tarima. Yokoyama le dijo a Isogai que, aunque estuvieran sobre tarima, no tendría compasión al proyectarle porque no quería que los ju-jutsuka les considerasen débiles. El prestigio del Kodokan estaba en juego y, naturalmente, Isogai aceptó sin dudarlo. La infernal demostración de nage-no-kata dio co­mienzo ante las autoridades gubernamentales, los grandes maestros de las escuelas de ju-jutsu y el público en general. Haciendo honor a su apodo «el diablo» Yokoyama tiraba a Isogai al suelo con toda su fuerza, como si de un trapo se tratase; sin la más mínima compasión. Los sonidos de los ukemi resonaban por todo el recin­to. A medida que se iba desarrollando la kata, de la boca de Isogai brotaba sangre y sus piernas se llenaban de heridas, por aquel entonces las mangas y los pantalones del traje eran muy cortos y no protegían ni los codos ni las rodillas; finalmente la tremenda y sangrienta demostración concluyó. Un absoluto silencio reinó en el recinto y tras el saludo entre los dos participantes, se produjo una ovación que pareció no tener fin.

En 1897, a causa de una discusión, Isogai se sintió obligado a competir con el ju-jutsuka Kotaro Imai, de la escuela Takenouchi Kito-ryu, al que venció con hane-makikonn.

En julio de 1899 se convirtió en instructor de Judo de la Dai Nippon Butoku Kai en. En ese mismo año, con motivo de la celebración de un torneo de artes marciales en Okayama, Matae-mon Tanabe le propuso a Isogai un combate y éste aceptó el de­safío para salvaguardar el honor del Kodokan. El invencible Matae-mon Tanabe (4º Soke de Fusen-ryu) era el indiscutible número uno de los ju-jutsuka y gozaba de fama por su extraordinaria capacidad en ne-waza. Isogai comunicó ésto a Kano y le pidió permiso para que el joven judoca Kaichiro Samura, también gran experto de ne-waza, viajara a Kioto para entrenarse como con él como uke. Llegó por fin el día señalado. El combate comenzó en medio de una gran expectación. Tras una larga, tremenda e igualada lucha, Isogai estranguló a Tanabe, pero éste resistió y consiguió salir de la zona de combate. En ese momento el árbitro separó a los dos contendientes y anunció un inexplicable empate. Actuaba como árbitro Kotaro Imai, que había perdi­do un combate con Isogai hacía dos años. No obstante, todo el mundo dio por vencedor a Isogai.

En agosto de 1904 se inauguró la Escuela Especiali­zada de Budo (el Busen) en Kioto y Hajime Isogai, que entonces tenía 33 años y era 6º Dan, fue designado para el cargo de maestro principal de dicha escuela hasta finalizar la II Guerra Mundial, durante cuarenta años. De esta escuela sur­gieron los mejores judoca del país. Este nombramiento dio a Isogai una posición sólida para tomar la iniciativa en aquella zona.

En enero de 1912 se convirtió en instructor en el Bujutsu Senmon Gakko y en 1919 en el Budo Senmon Gakko.

En 1934 se celebró un torneo con motivo del nacimiento del Príncipe Akihiro. Isogai, entonces 9º Dan con 64 años, tenía que hacer un randori con Shuichi Nagaoka, también 9º Dan y 59 años, pero lo que hicieron en realidad fue un shiai en el que no hubo ni vencedor ni vencido; comentaban los testigos que fue uno de los combates más bellos y con mayor calidad técnica que habían visto nunca.

Hajime Isogai era un judoca de poca estatura (1´58 metros) pero ascendió de grados en tiempos mínimos. En 1937 fue premiado con el 10º Dan y fue considerado una de las grandes figuras del Judo. Toda su vida se dedicó a la enseñanza y promoción de Judo.

Falleció en 1947 a la edad de 76 años.

Tomado de: https://sites.google.com/site/judofamiliar/-vii-judocas-ilustres

Comentarios

Entradas populares de este blog

El Judo Japonés; sin ningún 10mo Dan Viviente.

Los cuatros reyes de Cuba.

Maestro Ricardo Valdes. Nuestro Loco Valdés.