Motomichi Anno Sensei, historia viva del Aikido en Shingū.

Un chico de Onodani.

Anno Sensei nació en 1931 en la prefectura de Mie, en una zona rural de Japón. Creció y trabajó duro en el pueblo de Onodani, una comunidad de granjeros de arroz, situada entre agradables montañas y generosos ríos. Actualmente el hogar de la familia Anno continúa allí, escondido entre un bosque de bambú, una colina y sus cuatro pequeños arrozales.

Penúltimo de seis hermano Motomichi creció con el rigor y los premios de vivir cercano a la naturaleza, pero también con la guerra, contra china en 1937 y con los aliados cuatro años más tarde. Cada vez más la vida de este hogar, familia y comunidad se enfocó en la guerra.

Prefectura de Mie.

La comida y suministros eran escasos. No habían importaciones y los granjeros eran obligados por el gobierno nacional a producir una cuota de arroz cada año y entregarla a los militares. Por necesidad cultivaron papas y calabazas y las comían en lugar de arroz.

Disfrutó de la escuela hasta el segundo curso, pero el tercero y el cuarto curso predominaba el esfuerzo por la guerra y empezó a no gustarle. Debido a que la edad de alistamiento bajó hasta los 15 años, los campos se vieron carentes de mano de obra y los niños eran devueltos a los campos para trabaja en las granjas.

El mismo Anno se describe a sí mismo como un chico pequeño, que carecía de la fuerza y competitividad de otros chicos. Él siempre quiso ser fuerte, pero entendió cómo te sientes cuando eres débil. En consecuencia desarrolló un fuerte deseo de que la gente viva en armonía y sean tratados con igualdad: “en la práctica de Aikido, no quiero solo proyectar a la persona, quiero que las personas trabajen juntas como iguales, personas de todos los niveles de habilidad practicando juntas en alegre armonía, eso es lo que quiero.

Buscando algo más

Después de la guerra, debido a la escasez la vida no fue mucho más fácil, la comida y los suministros eran difíciles de encontrar.

Cuando tenía 20 años, en 1951 consiguió trabajo en Kisshu Seishi, la planta de fabricación de papel en la desembocadura del río Kumano al que iba los primeros años pedaleando una hora. Trabajó a tiempo completo durante los siguientes 40 años hasta que se retiró con 60.

De joven se había sentido atraído por las artes marciales, pero durante la guerra no había clases para apuntarse. Cuando trabajó en la fábrica de papel estudió Judo en el pueblo costero de Atawa, pero no pudo seguir el programa. Con 23 años, después de su trabajo a tiempo completo en la fábrica de papel, Motomichi Anno encontró el Aikido y a su fundador, Morihei Ueshiba O-Sensei. Con ese encuentro, halló el maestro que guiaría su vida lejos de las heridas de la guerra y en una vida en el camino de la paz, el maestro cuyo mensaje es amor y su método un arte marcial.

Anno Sensei se une al Dojo de Kumano Juku en 1954 un año después de su apertura. Fue en la barbería de su pueblo donde se enteró, hablando que estudiaba Judo, que se estaban dando clases de Aikido en Shingu. La hermana menor del peluquero, Minako, se había casado con Michi Hikitsuchi, quien era uno de los estudiantes veteranos de Ueshiba.

Cuando llegó a la puerta del Dojo, la primera persona que vio vestía hakama y se preguntó si ese era el maestro. No lo era, pero le preguntó su edad y le informó que no podían admitir a menores de 25 años. Pidió ayuda al barbero al que le entregó una carta para la señora Hikitsuchi con su historia personal y finalmente le permitieron unirse al Dojo de Kumano Juku bajo un permiso especial.

La práctica de toda la vida

Anno Sensei acudía a todas las clases de Aikido que podía. Después de una jornada de trabajo, sus compañeros iban a tomar algo juntos, pero él iba a entrenar.

Después de cinco años de práctica tiene un accidente conduciendo una scooter sufriendo serias lesiones cervicales. Después de meses pudo mover sus brazos de nuevo, pero el amor al Aikido lo devolvió al tatami practicando sin utilizar los brazos y desarrollando una postura relajada, natura y completamente sin fuerza en los brazos por la cual es ampliamente admirado.

Anno Sensei, O-Sensei e Hikitsuchi Sensei

Afirma que lo que le ha permitido perseverar en la práctica de Aikido durante más de 50 años, a pesar de sus lesiones y sus responsabilidades con el trabajo y la familia ha sido el apoyo de O-Sensei y de Hikitsuchi Sensei. Un día o Sensei le dijo, ‘Tú eres un buen joven porque eres sunao’ (sincero, de corazón abierto). Él no pensaba que mereciera el cumplido, entonces allí decidió volverse sunao, ser sunao siempre y atesorar esas palabras de O-Senseiel resto de su vida.

Debido a su esfuerzo y constancia fue rápidamente promocionado a cinturón negro. Se convirtió en uno d ellos estudiantes veteranos de O-Sensei en Shingo y en profesor veterano en el Dojo de Kumano Juku. Cada certificado de grado de Anno Sensei, hasta su sexto dan en 1969 está firmado por el mismo O-Sensei. Obtuvo su 8 dan hace más de 40 años( 1978).

Transmitiendo el Corazón del Aikido

Durante más de medio siglo, Anno Sensei se ha dedicado a transmitir el mensaje de O-sensei, enseñando constantemente e inspirando a cientos de estudiantes. Anno Sensei es casi el profesor de más alto rango en el mundo. Es uno de los últimos maestro que recibieron directamente las enseñanzas e inspiración de O-Sensei. Cuando tenía 60 años, acordó una jubilación anticipada de su empleo en la fábrica de papel y dedicó su tiempo al Aikido, empezó a viajar y enseñar también fuera de Japón.

En febrero de 2004, cincuenta años después que visitara por primera vez el tatami para empezar su entrenamiento, Anno Sensei sucede a Hikisuchi Sensei como jefe instructor del Dojo Kumano Juku en Shingu.

En 2009, le fue otorgado la prestigiosa distinción de Servicios Distinguidos de la Asociación Japonesa de Artes marciales por su vida dedicada a la enseñanza del Aikido.

En la actualidad enseña en Kishu Kumano Aikikai- Funada Dojo, un pequeño dojo entre el río Onodani y el río Kumano a pocos minutos del centro de Shingu.

El Shihan Dojo y Makoto Dojo en 2018 en Kishu Kumano Aikikai – Funada Dojo

Un hombre humilde por naturaleza que enseña a través de su ejemplo. A sus casi 90 años, aún sube al tatami temprano cada día. Su cuerpo delgado empieza a fluir a través de los movimientos circulares del Aikido y parecen tan suaves y naturales como la respiración, enseñando a los principiantes y a los cinturones negros avanzados con igual respeto y cuidado, invitándoles a tomar parte de la visión de O-Sensei de un mundo en armonía.


Jonathan Santana Rivero

 

Bibliografía:

- Journey to the heart of Aikido – Linda Holiday

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