Breve historia del Judo.



El Judo, o camino de la gentileza / suavidad, fue creado por el maestro japonés Jigorō Kanō en 1882, conocido en ese entonces como Kano-Ryu-Jujutsu, y enriquecido por el maestro Kyuzo Mifune después de la muerte de Jigoro Kano, período en el que Mifune le dio la mejor técnica y elegancia con las que se le conoce hasta el día de hoy. El maestro Kanō recopiló la esencia técnica (proyecciones, luxaciones, inmovilizaciones, estrangulaciones, desarmes y golpes) y táctica (desplazamientos, posicionamientos, transiciones, métodos de respiración, etc.) de dos de las antiguas escuelas clásicas de combate cuerpo a cuerpo japonés medievales, adaptándolas a la simulación de un combate (randori) en tiempo real. Nótese que hasta finales del s.XIX estas técnicas eran enseñadas sin entrar en combate activo, pues varias de estas (como las luxaciones a las rodillas, a la cadera, el cuello o a la columna) se consideraban demasiado peligrosas para ser incluidas en un formato deportivo. El maestro Kanō experimentó, seleccionó y estructuró las técnicas que podrían aplicarse en un combate deportivo sin un alto riesgo de lesiones.

Las técnicas en las que el maestro Kanō se inspiró fueron derivadas de las enseñanzas de los estilos Tenjin Shin'yō-ryū y Kitō-ryū, dos de las escuelas tradicionales de lucha cuerpo a cuerpo practicados por los guerreros medievales o samurái, con o sin armadura en el campo de batalla hasta el inicio del siglo xix en Japón. El maestro Kanō reunió las técnicas en un solo formato, dentro de su escuela, el Kodokan. Esta escuela pronto compitió y derrotó a otras escuelas de ju-jutsu (o ju-jitsu o jiu jitsu, como también se escribe en distintos países) de Japón hasta convertirse en el estilo imperante, destacando entre estos enfrentamientos la legendaria rivalidad marcial entre Kodokan y la escuela de Totsuka. (https://judojujutsuvida.blogspot.com/2020/05/rivalidad-kodokan-totsuka.html)
Controversia entre Judo y Ju-Jutsu/ju-jitsu/jiu-jitsu

Hay una controversia, al menos aparente, entre Judo (Camino de la Gentileza) y Ju-jutsu/ju-jitsu/jiu-jitsu (distintas formas de ortografía para el mismo concepto, según cada país o fonética) (arte de la gentileza). En las primeras décadas del desarrollo del Kodokan, los practicantes y discípulos de Jigorō Kanō, y él mismo fundador, no tenían inconveniente en declarar que lo que ellos practicaban era "una escuela de Ju-Jutsu". De tal forma que el mismo Kanō en su libro "Judo Kodokan" declara, palabra más o menos: "a mi escuela de Ju-jutsu la llamaré Kodokan Judo". Incluso sus discípulos al viajar por el mundo para difundir su arte, cuando les preguntaban qué estilo de lucha practicaban y a qué escuela pertenecen, declaran sin reticencias: "Ju-jutsu" y "Escuela Kodokan Judo, del Sensei Kanō", respectivamente. Sólo bien entrado el siglo 20, después de la 2da guerra mundial, quizás entre la década del 50 y el 60, la occidentalización del arte y la influencia de maestros como Mikonuzuke Kawaishi y otros, hicieron que sus cultores comenzarán a usar masivamente la denominación "Judo" a secas, en lugar de "Escuela de Ju-Jitsu Kodokan Judo". No obstante, los principios filosóficos que sientan la base del arte de Jigorō Kanō estuvieron imbuidos desde sus comienzos y se definieron clara y formalmente en las primeras décadas del siglo 20, enriqueciendo y diferenciándose en esto del mero arte marcial tradicional japonés, para transformarse en algo más trascendente que un arte marcial, sino en "un camino para la formación y mejoramiento del ser humano".

El Judo es uno de los cuatro estilos principales de lucha deportiva más practicados hoy en día en todo el mundo. A partir del Judo Kodokan se han derivado o desarrollado las actuales formas de jiujitsu europeo, jiujitsu americano, Jiu-jitsu brasileño, sambo ruso, nihon tai jutsu, influenciando al Hapkido coreano y al krav magá israelí en varias de sus técnicas. Esto se debe principalmente a que judocas formados en Japón y sus discípulos occidentales quienes a lo largo del mundo se han encargado del desarrollo de estas otras formas de lucha.

Aspectos generales

El judo como deporte permite una educación física integral, potenciando por medio del conocimiento de este las posibilidades psicomotrices, tales como la ubicación espacial, la perspectiva, el ambidextrismo, la lateralidad, la coordinación conjunta e independiente de ambas manos y pies, y acciones como lanzar, tirar, empujar, arrastrarse, saltar, rodar, caer, entre otras; y de relación con otras personas, haciendo uso del juego y la lucha como un elemento integrador y dinamizador e introduciendo la iniciación técnica, táctica y deportiva de forma adaptada, además de buscar un acondicionamiento físico general e idóneo.

Actualmente, el judo en su forma deportiva se ha especializado en los lanzamientos, con algunas pocas sumisiones, luxaciones y estrangulaciones. No obstante, en su práctica integral no ha dejado de lado la enseñanza de los golpes, los desarmes, las luxaciones articulares, el uso de los puntos de presión y los métodos de reanimación, lo que lo hace muy apropiado para el uso por fuerzas de seguridad, cascos azules, policías, militares, paramédicos, entre otros.

La no resistencia

En el estudio del judo, la no resistencia constituye un principio técnico primordial. Un judoca debe ceder a la fuerza de su oponente conforme si se es empujado o traído, ya que, al obrar así, no solamente se anula el esfuerzo contrario y se optimiza el gasto de la propia energía, sino que facilita más la conservación del equilibrio de lo que se lograría al ofrecer resistencia, al tiempo que se debilita el equilibrio del oponente. En una palabra, es la manera de aceptar las cosas según se presentan para cambiarlas ventajosamente. Fue debido a este factor que el arte se diera a conocer con el nombre de ju-jutsu/ju-jitsu/jiu-jitsu (arte de la gentileza) y judo (forma o camino de la gentileza) (ver más atrás: Controversia entre Judo y Ju-Jutsu/ju-jitsu/jiu-jitsu).
Este principio, tal y como lo hemos descrito, puede parecer lo suficientemente sencillo y claro como para que cualquiera pueda entenderlo y seguirlo en la práctica; mas para actuar sin oponer resistencia al ser atacado y para guardar el debido equilibrio o postura en circunstancias que cambian rápidamente, es preciso alcanzar un alto nivel de sutileza. Otro aspecto de la no resistencia es que en el judo nuestro interés es inicialmente despertado por su llamativa presentación, el poder sugestivo de su arte, etcétera.

La disyuntiva de objetivos entre un mero arte marcial deportivo y el Camino de la Gentileza

A partir de la difusión mundial del Judo, el interés en su estudio y entrenamiento se centra en la técnica de su arte y en el progreso físico. En muchos centros de entrenamiento el anhelo principal suele ser alcanzar grados superiores y tener notables actuaciones en las competiciones en que se participe. No obstante, Jigoro Kano advirtió contra el peligro de considerar esto como las principales o únicas metas del Judo. Para el fundador, un grado no es una meta, sino el reconocimiento formal del conocimiento y destreza logrados. 

Por otro lado, la obtención de medallas y otros trofeos tampoco deben ser los únicos objetivos a lograr, sino que deben ser considerados como consecuencias del dominio técnico sumado al duro entrenamiento. Si bien la competencia deportiva es un formidable estímulo para el desarrollo técnico y el mejoramiento de las destrezas de cada uno, es claro que la competencia no debe ser meramente contra los demás, sino contra las limitaciones de uno mismo. De esta forma se supera la frustrante y frecuente situación de hecho planteada que el campeón es uno solo y los demás son sólo perdedores. El objetivo primario del Judo será entonces el desarrollo de mejores personas, en su integridad física, mental y espiritual, armonizadas con los demás y con el entorno.

Si no se desiste en esta etapa, por cualquier tipo de desencanto o por el desaliento que produce la dura tarea de los ejercicios fundamentales en los entrenamientos, se habrá progresado al realizar y comprender los principios de la no resistencia, la naturaleza de la fuerza y la debilidad.

Con lo anterior, se tendrá conciencia de la seguridad en uno mismo y un acendrado sentido del equilibrio que surge del interior. El disfrutar de los efectos beneficiosos del ejercicio mental y físico, así como de la distracción que proporciona el entrenamiento, se convierten en la atracción principal.

Cuando se pasa la etapa de los ejercicios básicos y se alcanza un grado aceptable de técnica, es cuando se empieza a apreciar la sutileza y finura de este arte. Entonces, una vez superada la dura etapa del aprendizaje, es cuando ya el interés se concentra en más puntos que la obtención de la eficiencia en el arte, también en el movimiento estético simple, la coordinación rítmica de los componentes del cuerpo, el equilibrio mental y físico, etcétera. Por ello, hay muchos practicantes que, aun siendo su objetivo el obtener grandes resultados en competiciones, se torna indiferente al hecho de resultar vencedor o vencido en competición y considera al oponente como un compañero que coopera en el esfuerzo para la demostración del arte que practican.

De hecho, en los entrenamientos, el ser hábilmente proyectado se vuelve tan agradable y divertido como lo es la sensación de satisfacción que se deriva de una perfecta ejecución de una proyección.

Así, a través de todas las etapas del progreso, el sentido estético se afianza al lado de la eficiencia, ambos mental y espiritualmente listos para proseguir el avance en busca de la identidad del más huidizo, del más concentrado en sí mismo, del más dominante "yo, la llave de todas las cosas".

En esta forma, el entrenamiento del judo, sobre el principio de la no resistencia y el equilibrio promueve el proceso mental que, a su vez, conduce a una mejor comprensión de las leyes naturales y la forma de resolver los problemas humanos, independientemente de cualquier tipo de fuerzas ideológicas a que estemos sujetos.

Compilado por : Dionisio de la Torre jr
                        Rokudan USATKJ/PJJF

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